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Ascensorista de Guardia


2022 ya es historia

Fin de año, tiempo de balances:

año ajetreado

más de cien aparatos montados,

más de seicientos aparatos mantenidos,

de las averías resueltas perdí la cuenta

he subido tantos escalones como he bajado.

Me he quitado algunos pesos de encima

y, cosas del karma, también los contrapesos

Tengo un poco más de orden

(o, quizás, simplemente, es que tolero mejor el caos)

Hay un espacio nuevo para este blog

un proyecto ilusionante

un tanto de cansancio.

La duda sistemática de, si realmente,

soy un año más sabio

o solo un año más viejo.

Sea lo que sea 2022, es ya pasado.

Así que inicio con el año mi nueva guardia

¡Bienvenido 2023!, me encuentras con las uvas de pie

dispuesto a ser ascensorista, ascensorista de guardia, a su servicio.

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De yernos y suegras

Sé de esta historia apenas fragmentos sueltos.
Escrita rápida y, mucho me temo, a medias inventada,
trata de un hombre que se enamoró de una mujer.

Admirar lo realmente admirable

Mirar, no es solo ver, comparte raíz etimológica con maravilla y miraculoso. Por ello ad-mirar es, de algún modo, contemplar de cerca…

Citius, altius, fortius

Citius, altius, fortius («más rápido, más alto, más fuerte»), fue, y es, un buen lema para simbolizar el espíritu olímpico. El sector de los ascensores, en un afán de superación constante y al calor del desarrollo tecnológico de la segunda mitad del siglo XX, pareció adoptarlo también como objetivo implícito en una loca carrera por llegar no se sabe muy bien dónde…