Todo movimiento es bello… si lo defiendes.
Ignoro el origen y la autoría de esta frase, que en algún momento, no sé ni quién ni cuándo, me citaron para definir la danza contemporánea.
Me la apropio para proclamar
que el movimiento del motor es bello
y lo es también el giro de la polea.
Es bella la sinuosa danza de la broca
y cuando el destornillador rota
y la maceta se iza
y el montaje termina.
Es bello, entonces, el avance de la cabina por el hueco
en perfecta sincronía con el contrapeso.
Hay belleza en un equipo humano que envuelve y se revuelve
despega, explora, contacta, choca, se apoya, tropieza, se alza
barrunta, expresa, sopesa, se queja, soluciona y avanza…
Pero este movimiento, hay que defenderlo,
verás, es clave resistir a la rutina, al tedio y a la amargura,
urge tomar medidas contra la parálisis y el agarrotamiento
lubricar engranajes, ungir las heridas, encauzar energías,
aprovechar la potencia, aunar fuerzas preservar la belleza,
descubrir el caótico orden de esta extraña amalgama de engranajes y relaciones.
Mi oficio no es la danza, bailo mal, lo confieso, pero mantengo durante mi guardia los ascensores y las personas en movimiento. Proclamo que esto es bello, y voy a defenderlo, aquí o en la calle, si hace falta.
Soy ascensorista, ascensorista de guardia a su servicio.