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Ascensorista de Guardia


Hueco deshabitado

Sé lo que es trabajar en el hueco compañero, hemos compartido la complicidad, el calor, el frío, el ruido, la charla y el silencio de ese espacio estrecho.

Aquí ando ahora, en el abrumador silencio de este pequeño hueco sin cobertura, dolorosamente abierto, como una herida.

Un hueco en el equipo, en la familia, en el alma, es espacio para el duelo, la nostalgia, la despedida, la añoranza… y veremos qué será, qué será este hueco que queda, que queda… que queda ¡qué sé yo!, que queda tiritante y tartamudo… En la oscuridad me pierdo y en este triste foso no encuentro ni la luz ni la palabra. No las encuentro en este hueco recién deshabitado que es puro vacío.

Soy ascensorista, ascensorista de guardia, todavía en pie, velando las herramientas de un compañero cuyo padre ha fallecido.

Eureka

Los ascensoristas a veces necesitamos ponernos un poco matemáticos. Normalmente es algo sencillo, operaciones que se hacen a mano alzada garabateando, a falta de un papel, en la pared del hueco…

Un último viaje

Con los años y la mala vida, el motor era ya un trasto tranqueante, un cachivache achacoso, un menoscabo de máquina, un estropicio estentóreo…

Un gran premio

El último acto, previo al cocktail de cierre de la jornada era la entrega de un premio, un precioso galardón con su diploma de reconocimiento por la aportación al sector del ascensor.