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Ascensorista de Guardia


Lo esencial en un ascensor

Lo esencial es invisible a los ojos

(«El principito» Antoine de Saint-Exupéry)

Lo principal en un ascensor no es el color de la cabina, ni el acabado de las puertas, ni la piedra que en el suelo lleve puesta.

No es, siquiera, el motor, ni su potencia, ni la acometida, ni la velocidad, ni las guías.

No es fundamental la maniobra, ni la evolución tecnológica, ni los botones de llamada, ni las luces que se encienden y se apagan.

Lo esencial es que realmente sepas dónde quieres llegar… eso, aparentemente tan sencillo, le da al ascensor todo el sentido.

Soy ascensorista, ascensorista de guardia, a su servicio.

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Un gran premio

El último acto, previo al cocktail de cierre de la jornada era la entrega de un premio, un precioso galardón con su diploma de reconocimiento por la aportación al sector del ascensor.

¿Por qué soy ascensorista?

Déjame que te cuente, ahora que me voy mostrando, por qué soy ascensorista. Me lo he preguntado en días buenos y en días malos…

Citius, altius, fortius

Citius, altius, fortius («más rápido, más alto, más fuerte»), fue, y es, un buen lema para simbolizar el espíritu olímpico. El sector de los ascensores, en un afán de superación constante y al calor del desarrollo tecnológico de la segunda mitad del siglo XX, pareció adoptarlo también como objetivo implícito en una loca carrera por llegar no se sabe muy bien dónde…