Lo esencial es invisible a los ojos
(«El principito» Antoine de Saint-Exupéry)
Lo principal en un ascensor no es el color de la cabina, ni el acabado de las puertas, ni la piedra que en el suelo lleve puesta.
No es, siquiera, el motor, ni su potencia, ni la acometida, ni la velocidad, ni las guías.
No es fundamental la maniobra, ni la evolución tecnológica, ni los botones de llamada, ni las luces que se encienden y se apagan.
Lo esencial es que realmente sepas dónde quieres llegar… eso, aparentemente tan sencillo, le da al ascensor todo el sentido.
Soy ascensorista, ascensorista de guardia, a su servicio.