La noción de espacio es amplia: ancho, fondo, alto.
El tiempo, en cambio, parece inexorablemente unidimensional…
Solo hacia delante,
el pasado es solo un recuerdo presente,
el presente un efímero anticipo del futuro.
Y yo, que oficio la verticalidad en el espacio,
aprovecho esta breve altura
para reivindicar también un tiempo vertical,
un momento o una eternidad,
que salga de esa horizontalidad tan cotidiana.
Es «el otro tiempo», un tiempo radicalmente «otro»
donde los relojes dejan de tener poder y sentido
porque, lo realmente sentido,
ese eterno instante,
va más allá, simplemente más allá.
Verás, creas o no,
tú también lo habrás vivido,
hay escenas, momentos, músicas, encuentros,
donde el presente se hace realmente presente
y todo lo pasado y lo futuro
ocurre aquí y ahora.
No ya en el vértigo, sino en el sosiego,
no en la enajenación, sino en la conciencia,
no en la soledad, sino en la unidad,
el tiempo se hace, a la vez, alto y profundo
enteramente vertical.
Este es mi oficio, construir utensilios
que nos permitan atravesar el espacio de arriba a abajo.
Este es hoy mi sueño:
dejar de arañar el tiempo, para trascenderlo.
Soy ascensorista, ascensorista de guardia, a su servicio
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