Hay días en los que la sed es metáfora de ansia fiera, anhelo, o expectación ilusionada sed de venganza, sed de esperanza, sed de ti. Hay días que el calor es sinónimo de grata compañia, cobijo prieto y amor apasionado sentir el calor del público, sentir el calor de un abrazo sentir tu calor, Pero hoy no. Hoy la sed en una lengua rasposa lijando la teja del paladar y el calor una llama sobre la piel cuarteada y voy de polvo y grasa hasta las orejas, y apesto a sudor, y el hierro pesa, y la sangre se espesa, y no corren ni el aire ni las horas, y tengo en el pantalón un tremendo siete, y las botas como tizones de brasa y gris ceniza. Hoy no, hoy no soy puro ascensorista sino, más bien, un ascensorista en estado bruto… muy bruto, créame. Zarrapastroso ascensorista de guardia, a su servicio… en un penoso estado de conservación.
Un elefante en el ascensor…
Lo cierto, para qué vamos a engañarnos, es que tengo una de las mejores colecciones de errores profesionales que son ineludiblemente personales.