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Ascensorista de Guardia


Poco presentable

Hay días en los que la sed
es metáfora de ansia fiera, anhelo, o expectación ilusionada
sed de venganza,
sed de esperanza,
sed de ti.

Hay días que el calor es sinónimo
de grata compañia, cobijo prieto y amor apasionado
sentir el calor del público,
sentir el calor de un abrazo
sentir tu calor,

Pero hoy no.
Hoy la sed en una lengua rasposa lijando la teja del paladar
y el calor una llama sobre la piel cuarteada
y voy de polvo y grasa hasta las orejas,
y apesto a sudor,
y el hierro pesa,
y la sangre se espesa,
y no corren ni el aire ni las horas,
y tengo en el pantalón un tremendo siete,
y las botas como tizones de brasa y gris ceniza.

Hoy no,
hoy no soy puro ascensorista sino, más bien,
un ascensorista en estado bruto…
muy bruto, créame.
Zarrapastroso ascensorista de guardia,
a su servicio… en un penoso estado de conservación.
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Citius, altius, fortius

Citius, altius, fortius («más rápido, más alto, más fuerte»), fue, y es, un buen lema para simbolizar el espíritu olímpico. El sector de los ascensores, en un afán de superación constante y al calor del desarrollo tecnológico de la segunda mitad del siglo XX, pareció adoptarlo también como objetivo implícito en una loca carrera por llegar no se sabe muy bien dónde…

Un gran premio

El último acto, previo al cocktail de cierre de la jornada era la entrega de un premio, un precioso galardón con su diploma de reconocimiento por la aportación al sector del ascensor.