«Tenues hilos tejen la espera…»
(Una y mil noches. Proyecto Alquimia)
De un hilo penden:
Damocles y su espada,
el botón de mi solapa,
el futuro del condenado,
la salud del desahuciado,
el gusano y la araña,
el anzuelo al final de la caña,
tu voz en el teléfono fijo,
la paz en un armisticio...
Los ascensores no,
no penden de un hilo
ni de dos, ni de tres.
Cuelgan firmes y robustos,
sujetos por cables de acero
que soportan toneladas de peso.
Es parte de nuestra tarea,
cuando el mundo pende de un hilo,
garantizar que el ascensor
siga siendo un lugar protegido.
Somos, soy, ascensorista, ascensorista de guardia a su servicio.