Blog

Ascensorista de Guardia


…día del padre.

Mi padre se llamaba José y le gustaba la carpintería  (que nadie se confunda, yo ni hago milagros ni me llamo Jesús).  Y, aunque resulte obvio, me apetece contar que todos los ascensoristas somos hijos de alguien y, en ocasiones, padres. Y, a veces, hay días que sentimos ese punto de nostalgia por quienes ya no nos acompañan en el camino, y esa responsabilidad heredada por quienes ahora deben ser encaminados. Y, en ocasiones, hay jornadas, que esa ausencia hace mella, o que una mala noticia familiar de un compañero nos deja exhaustos. Y no nos queda otra que compartir la tristeza, acompañar estos viajes, darnos tiempo para respirar, ojalá llorar, sostener a quien podamos y seguir trabajando.

No siempre, pero a veces, pienso que cada vez que el ascensor me sube estoy más cerca de no sé qué cielo y, cuando baja, no me hunde,  sino que me recoge en lo profundo, y que vivir es estar suspendido en medio, y es bello, y cada viaje, es tan especial, tan único como cada padre y cada madre, como cada historia, como cada hijo.

No, no siempre es así, normalmente todo es más sencillo, casi siempre subir es subir y bajar  bajar, y lo que hay en medio es un simple trayecto. Pero hoy no, hoy es día del padre y tengo uno de esos días en los que las distancias se me hacen más largas, las pérdidas más tristes y las ganas de escribir más intensas. Hoy, además de ascensorista, soy hijo y padre de guardia.

Si te gusta compártelo:

Dos mirando un plano

Esta mañana hemos estado mirando un plano de ascensor, mejor dicho dos, hemos estado mirando dos planos, dos personas hemos estado mirando dos planos, y los hemos vuelto a mirar, y nos llamábamos, para contarnos lo que habíamos visto…

El placer en lo cotidiano

Como un pastor tiene claro que no es una oveja, yo, a fuerza de años de estar entre máquinas, sé que no soy una de ellas…

Presentación

No soy pequeño, ni peludo, ni suave,
ni blando por fuera, lo de ser un poco burro, no podría descartarlo…