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El hombre que susurraba a los ascensores
Así me lo había presentado un amigo común: «este es el hombre que susurraba a los ascensores»…
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Admirar lo realmente admirable
Mirar, no es solo ver, comparte raíz etimológica con maravilla y miraculoso. Por ello ad-mirar es, de algún modo, contemplar de cerca…
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Tres camellos en el ascensor
Esta es la noche, todo está preparado: hemos engrasado con esmero, brillan limpias las cabinas…
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Trabajar de oído
Los ascensores, para quien tiene el oído educado, hacen algo más que ruido, casi música, mucho ritmo…
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¿Por qué soy ascensorista?
Déjame que te cuente, ahora que me voy mostrando, por qué soy ascensorista. Me lo he preguntado en días buenos y en días malos…
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Brindemos
Brindemos compañeros, por el viticultor y el enólogo, por quien nos sirve esta buena botella y por las que vengan tras ella…
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Un día intenso…
Hoy viernes, he visto el ascensor acuñarse, entre el tercero y el segundo y el rodillo de cuñas pegado a las guías como una lapa. Y de rodillas sobre el techo de cabina tratar durante horas de rearmar la recóndita caja y llevar todo a su sitio…
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Pasando la itv
Mi coche pasó su última ITV, creo que con más felicidad que yo. Yo, lo confieso, llego a mi reconocimiento médico, con la veterana resignación de quien va a la «Inspección Técnica de Viejos»…
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El tiempo vertical
Yo, que oficio la verticalidad en el espacio, aprovecho esta breve altura para reivindicar también un tiempo vertical, un momento o una eternidad, que salga de esa horizontalidad tan cotidiana…
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